martes, 19 de agosto de 2014

CULTURA, CIUDAD Y ARQUITECTURA

El estado cubano revolucionario ha formado un número significativo de profesionales, cuya capacidad no se aprovecha racionalmente. Con frecuencia se toman decisiones en relación con la ciudad, la arquitectura y la construcción, que no son consultadas colegiadamente con los especialistas del sector. Es una práctica que malgasta recursos invertidos por el Estado y que puede comprometer el futuro en un área tan sensible para el desarrollo del país. La respuesta a muchos problemas señalados se relaciona con el desarrollo y desempeño profesional eficiente. Especialistas de entidades importantes que tienen a su cargo la dirección de procesos esenciales de proyección y control –como el sistema de la Planificación Física, el Instituto de la Vivienda, los Centros Provinciales de Patrimonio Cultural, el Ministerio de la Construcción–, emigran hacia otras entidades o abandonan la profesión o el país. En esta situación influyen la ausencia de mecanismos de estimulación económica; la falta de autoridad y reconocimiento de la actividad profesional, en específico del arquitecto; la modificación inconsulta del diseño; la desvinculación entre entidades que intervienen en las fases de proyecto y ejecución, etcétera.
Una visión integral del Urbanismo y la Arquitectura cubanos, tan necesaria al país, debe marchar paralela a políticas y medidas dirigidas a devolverle a cada participante el papel que le corresponde en los complejos procesos de gestión, inversión, diseño, construcción y valoración en todas las escalas del diseño del ambiente. Existe en Cuba la capacidad profesional para elevar la calidad de las estructuras físicas donde se desarrolla la vida de la población cubana. Cuando se vive mejor, la gente trabaja y se comporta mejor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario